El psicoanálisis aplicado al tratamiento de los niños (y la estimulación temprana desde 0 a 3 años) apunta su intervención al favorecimiento del desarrollo de las capacidades psicológicas esperables del niño (lenguaje, habla, escritura, inteligencia, imaginación, capacidad de simbolización, sexualidad, control de impulsos, regulación de conducta, etc.).
Se trata de un proceso que va en una dirección de complejización creciente y alcanza su máximo de desarrollo hacia el final de la adolescencia.
El desarrollo del psiquismo del niño esta íntimamente vinculado a su entorno. Éste lo componen, en primerísimo lugar, sus padres; luego, familiares, docentes, grupos de pares, amigos. Los encargados de los primeros cuidados son quienes lo introducen en el lenguaje y en la esfera de las relaciones sociales.
Junto a estas personas, inciden permanentemente las circunstancias externas que se suceden desde los tiempos del embarazo.
Esas circunstancias son múltiples y variadas. Su relevancia para la vitalidad del niño sera resultante de su impacto. El cual dependerá de la capacidad con que el niño pueda afrontarlas y la ayuda que sus cuidadores puedan brindarle (los cuales también ponen en juego sus aptitudes para el ejercicio de ese cuidado/crianza). Cuando esas capacidades, tanto del lado del niño como de los padres (y docentes), se ven desbordadas, dificultadas, forzadas o impedidas es que surge la necesidad de un tratamiento psicológico profesional.
A. S.
