Estimulación Temprana

Pensamos la Estimulación Temprana como una técnica, práctica, disciplina, abordaje terapéutico, cuyo objetivo es atender al niño con trastornos en el desarrollo y a su familia, para lograr mejorar la calidad de vida (presente y futura) haciendo uso de sus potencialidades. La Estimulación Temprana es aplicable a bebés e infantes de 0 a 3 años con alteraciones en su desarrollo psíquico y somático. Su trabajo depende también de su creatividad (para instrumentar herramientas acordes a cada bebé) y a la posibilidad de confiar en cada niño, concibiéndolo como un sujeto activo.

  • Cada bebé es un sujeto único, diferente de otros, y por lo tanto, no hay tratamientos estándar;
  • Tanto el cuerpo como la psiquis se construyen, y no están dados de una vez y para siempre. El bebé se encuentra siempre en desarrollo;
  • El trabajo debe darse desde un terapeuta único, es decir, que el estimulador temprano será el encargado de dicho tratamiento con el bebé. Esto implica que el sujeto no sea atendido desde diversas disciplinas, con múltiples profesionales, y diferentes instrumentos, sino que se trabaje desde todas las áreas necesarias, desde un único terapeuta;
  • Hablar de terapeuta único no quiere decir un trabajo solitario, sino que estará sostenido y fundamentado su quehacer por un equipo interdisciplinario;
  •  Hablamos, entonces, de un enfoque integrador;
  • El terapeuta único atenderá al bebé globalmente, desde todas las áreas instrumentales (actividades de la vida cotidiana, área motora, cognitiva, psíquica, desde el lenguaje, la comunicación, el juego, la socialización);
  • Lo mencionado anteriormente implica que el terapeuta no debe esperar del bebé un desarrollo stándar o promedio, sino trabajar con cada bebé desde lo que cada uno trae, desde la actividad espontánea y el juego;
  • Por ello, el trabajo es artesanal: cada bebé es diferente y por tanto, cada estrategia será especialmente pensada para cada sujeto;
  • Las estrategias de intervención están direccionadas desde tres ejes: biológico, subjetivo y del aprendizaje;
  • El terapeuta trabajará con lo que el bebé “puede” y no con lo que “debe” ser o hacer; esto implica trabajar sobre el potencial y no sobre el déficit; por tanto, el bebé se entiende como un sujeto activo;
  • Sin embargo, el terapeuta necesita realizar una evaluación previa de dicho niño, con el fin de determinar en qué momento del desarrollo se encuentra, y cuál es el desfasaje (y en qué áreas) respecto de su edad cronológica;
  • La evaluación permite determinar si el bebé efectivamente requiere de estimulación temprana o no (no todos los bebés lo necesitan);
  • Se trabaja con el bebé, pero también con la familia, para que esta última pueda desear al bebé real que se encuentra allí, y como consecuencia, puedan libidinizarlo, sostenerlo, acompañarlo en su desarrollo, apropiándose de ese hijo;
  • Esto último implica habilitar a ese bebé para esa familia; habilitar esa familia para ese bebé;
  • Hablamos de una transformación: intervenir para transformar a cada bebé y a sus padres, recuperando funciones y el saber materno y paterno.

Lic.  Silvina Gonzalez

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